Sol, camino en buen estado, montañas, árboles y prados floridos, el sonido rítmico del agua que se desliza por entre las rocas, el “tolón-tolón” del campano de alguna vaca que pasta cansina en el prado y el gorjeo de los pájaros es todo lo que experimentamos los cuatro fotógrafos esta mañana al recorrer parte de la senda de Los Arrudos. Es decir, naturaleza pura.
Hay que llegar a Caleao, dejar el coche en un aparcamiento y, a pie coger el camino, bien indicado, de la ruta de Los Arrudos.
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