Después de una pronunciada subida,
al llegar al alto, desde donde se divisa el lago Enol, hay una caleya hacia la
derecha que nos lleva al Bosque de Pome. Bordeada de prados verdes, en
los que, pastan rebaños de vacas, llegamos a un hayedo que entre rocas calizas,
obran los árboles (la hayas) el milagro de extender sus raíces.
Es el mayor hayedo del Parque de
Covadonga. El musgo verdoso que hay entre las rocas, dan al paisaje un aspecto
idílico. A eso hay que sumarle el silencio, la paz, roto por el piar de las
aves rapaces que vuela en espera de las víctimas y el tintineo de los cencerros
de los animales.
El bosque nos presentó innumerables
motivos fotográficos que aprovechamos.
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