Desde Infiesto se toma un desvío que nos lleva a
Espinaredo, famoso por sus hórreos y su mercado de avellanas. Atravesamos todo
el pueblo y seguimos por una carretera que discurre a orilla del río Espinaredo
hasta que llegamos a la aldea Riofabar. El camino sigue, con el río y el bosque
autóctono (roble, avellano, castaño, etc.) y rodeado de altas montañas.
Seguimos por este idílico paisaje hasta llegar a La
Pesanca, área recreativa desde donde parte una ruta.
Todo el camino es un deleite fotográfico y más en este
raro otoño donde el agua, abundante, muchas hojas otoñales por las ramas de los
árboles, el suelo alfombrado de hojas y las pequeñas cascadas, son motivos más
que sobrados para la inspiración fotográfica.
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