El cabo de San Agustín, el puerto de
Ortiguera y las lagunas de Salave, eran los destinos que este soleado (¡ya era
hora!) sábado nos habíamos propuesto visitar los fotógrafos.
En el cabo de San Agustín el faro y
la campana que el él hay y que antiguamente se utilizaba para avisar a los
barcos, fueron los modelos que utilizamos.
El puerto de Ortiguera, natural si
los hay, aprovecha la pequeña entrada que forma la desembocadura del río
Fundión. Es un buen lugar para la inspiración fotográfica.
Las lagunas de Salave son
artificiales, de origen romano, que surgieron en las hondonadas que dejaron las
tierras que sacabas para lavarlas y sacar el oro. Los romanos
empleaban, para extraer el oro, el sistema de ruina montium consistente en demoler rocas
utilizando la presión del agua. Rodeadas de un tupido bosque con abundante
vegetación (apenas penetra el sol en ellas) el visitarlas es un placer al ver
tanta naturaleza.
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